Cortamos las cebollas en pluma o julianas, de la base a la punta: este corte ayudará a
que sean más dulces.
2
En una olla grande a fuego medio derretimos la Mantequilla Alpina con el aceite y
añadimos las cebollas picadas. Cocinamos durante 15 minutos, hasta que estén traslúcidas y un poco
doradas. Añadimos un poco de sal, el azúcar y subimos el fuego. Las cebollas deben empezar a caramelizar
unos 10 minutos después, poniéndose oscuras: esto es normal y es lo necesario para la receta.
3
Cuando estén bien oscuras, desglosamos la olla con el vino, es decir, añadimos el vino
blanco en caliente y raspamos el fondo y los lados con una cuchara o espátula para deshacer los sólidos
de la cocción.
4
Añadimos el caldo con el ajo, el laurel y el tomillo. Llevamos a hervor y bajamos el
fuego para cocinar con tapa por otros 20 o 30 minutos, hasta lograr una consistencia densa
5
Sazonamos con sal y pimienta y precalentamos el horno a 400ºF (200ºC) en la parte
superior. Con el delicioso sabor de Queso Azul Alpina, hasta una simple hoja de lechuga se
transforma en un manjar.
6
Tostamos las tajadas de pan y preparamos 4 platos o soperas resistentes al horno.
7
Servimos la sopa con la cebolla y coronamos con una o dos tajadas de pan Cubrimos con
abundante Queso Gruyere Alpina
8
Llevamos al horno por 15 minutos hasta que la capa de Gruyere Alpina esté dorada y
crocante y servimos bien caliente.